Poniendo la mano en mi pecho, quisiera decirte en esta redacción, que tú eres mi vida y no he querido a nadie más que a ti. Que al despertar te veo como aquel cielo donde las gaviotas retan su poder. ¡Que alegría siento al saber que respiro el mismo aire que tú respiras! Que este sentimiento no tiene remedio, que eres mi grandioso amor,
¡Amor de mis amores!
Teniendo la mano en el corazón, quisiera decirte que eres mi gran anhelo, mi consuelo y mi gran amor.